Autor del proyecto: Concejal Martínez.
Proyecto de Ordenanza, para que se instituya el día 30 de Octubre, como “Día
Municipal de la Democracia”. Exp. 4601/12.
VISTO:
Ley:
2.756
La
necesidad de generar memoria y conciencia en la sociedad sobre la importancia
de la Democracia y así promover: tolerancia y pluralismo, soberanía popular,
división de poderes, transparencia, control ciudadano, libertad de información
y de expresión, representación de las minorías, justicia social y equidad,
igualdad de oportunidades, trato y resultado.
CONSIDERANDO:
"La
tarea principal que nos encomendó el país en 1983 fue construir una democracia.
Con la cooperación de casi toda la sociedad nos entregamos a esa tarea. Y
tuvimos un éxito tal que el país terminó olvidando cuáles eran sus
preocupaciones, sus dudas y ansiedades en 1983." (Raúl Alfonsín, Memoria Política. Transición a la democracia y
derechos humanos, Buenos Aires, FCE, 2004.)
Que
este capítulo de nuestra historia debe ser analizado, debatido, ponderado,
resignifícado y ampliado en foros frente a la intencionalidad de tergiversar
los hechos, ignorando lo que se hizo y lo que costó al pueblo su realización.
Que al
inicio de la presidencia de Raúl Alfonsín, como había prometido en campaña, anuló la autoamnistía dictada por los militares y creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP) a fin de investigar los
crímenes cometidos por las tres juntas de la dictadura. En 1984 se publicó
Nunca Más, el informe de dicha investigación, y a fines del año siguiente se
condenó a cinco mandatarios militares a penas que iban de cuatro años a la
reclusión perpetua.
Que al
final de la presidencia de Raúl Alfonsín, había siete altos jefes militares
condenados a prisión -alguno de ellos, a perpetua-, 27 procesados, tres
condenados por su actitud en la guerra de Malvinas, y 92 procesos y 342
sanciones disciplinarias como resultado de los tres levantamientos militares
encabezados por Rico y Seineldín.
Que
pese a lo rotundo de estas cifras, muchos son todavía renuentes a reconocer lo
que la historia seguramente enfatizará con el tiempo: que el período abierto en 1984 ha
sido, en materia de derechos humanos, un jalón único y que ese mérito debe
atribuirse al coraje cívico con que Alfonsín encaró la cuestión.
Que los
primeros años de la transición democrática que le tocó pilotear a Alfonsín
transcurrieron así entre el tembladeral de los "juicios al mal
absoluto" -según la definición de Carlos Niño-, la desobediencia militar
para reprimir a los alzados en rebelión, la agitación sindical y el inicio de
la crisis de la deuda que estallaría con violencia años después, pero que desde
entonces ya obstaculizaba la recuperación económica, en un mundo, a diferencia
del de hoy, de tasas de interés alta y de precios bajo para los commodities.
Que
fueron momentos difíciles, en los que el cruce de los hostigamientos
autoritarios -tres alzamientos militares- y sindicales -trece paros generales-,
además de un ataque guerrillero a un cuartel militar llenaron de zozobra a la
sociedad y pusieron en jaque a su economía. En esas circunstancias adversas, la
oposición política no siempre supo jugar el papel de socio leal de la
reconstrucción democrática.
Que en
ese cuadro lleno de dificultades, Alfonsín instó a la cultura democrática en el
país, como opción al primitivismo corporativo.
Que la
creación plural del Consejo para la Consolidación de la Democracia y su
propuesta de reforma de la Constitución hasta el traslado de la Capital Federal
al sur del País, fueron alguno de sus ejemplos.
Que
debemos ser conscientes del esfuerzo que costó a los argentinos, salir de
tantas décadas de cultura autoritaria para instaurar una república democrática,
deberíamos saber que cuando semejante obra no tiene continuidad en el tiempo,
todo puede ser dilapidado.
No ya
con las formas que adquirió el autoritarismo en el siglo XX, sino mediante
nuevas expresiones, quizás más sutiles, más complejas, de cercenar derechos,
desvirtuar el efectivo funcionamiento de las instituciones. Hay en el
horizonte, en fin, viejas y nuevas formas de cultura autoritaria que reclaman
acción. Debemos ganar la batalla discursiva por la interpretación de la
objetiva gesta de 1983 para recuperar el hilo conductor de la lucha por la
república democrática. Hay que revalorizar las instituciones: los partidos
políticos, que tras años de errores y limitaciones, dejaron de ser
representativos del pueblo argentino. Pero necesitamos que vuelvan a representarlo.
Que la
única manera que esta recordación se convierta en mucho más que eso, en una
nueva gesta por la república democrática, es que todos participemos, que
asumamos el compromiso.
Que por
fin quedaron atrás las veleidades del Proceso de Reorganización Nacional y sus
siete años de devastación económica, persecución política, desapariciones y
torturas. Por fin comenzaba a respirarse libertad; por fin nos reencontrábamos
con el espíritu y la letra de la Constitución Nacional y los partidos políticos
veían garantizadas todas sus acciones consideradas, de una vez por todas,
legítimas.
Que
aquel 30 de octubre de 1983 se proyecta hoy como la Democracia posible, como la
Democracia de lo posible. Representa el anhelo por construir una sociedad
distinta, justa, sin exclusión, con participación. El 30 de octubre es sinónimo
de democracia; es volver a sentir la inmensa alegría cívica que estalló ese
día, significó construir un nuevo régimen, donde nuestra Constitución Nacional
se alzara como la Constitución de la libertad y la igualdad efectivas.
Que esa
fecha marcó la posibilidad de que todo se transformara en una palabra de
construcción; que se transformara en ese nosotros que se necesitan para
construir un país grande y soberano. La ciudadanía recobrada se presentó,
entonces, como un desafío. Un desafío para elegir diferentes caminos por los
que transitar.
Que
hace veintinueve años, en un caluroso mediodía porteño, frente a una plaza
colmada como pocas veces de jóvenes y militantes, padres con niños en brazos,
amigos y adversarios, banderas de partidos democráticos, y plena de cánticos
que le decían adiós a la dictadura, el sistema democrático y sus instituciones
volvían a imperar de la mano de millones llenos de esperanza en la democracia
recién estrenada: asumía la presidencia el Dr. Raúl Alfonsín, consagrado por el
voto popular
Que esa
democracia recuperada daba sus primeras señales de fortaleza de la mano del
gobierno nacional con el decreto de juzgamiento a las juntas militares, hecho
inédito en el contexto mundial y especialmente latinoamericano, y que fue una
medida ejemplar, aplaudida desde los confínes de la tierra por los líderes
democráticos, y que sirvió de norte para los pueblos latinoamericanos como
Chile y Uruguay, que continuaban su lucha contra los dictadores domésticos.
Unidad latinoamericana e integración regional, fueron palabras que a partir de
1983 tuvieron un lugar privilegiado en la agenda y se incorporaron con fuerza
al lenguaje popular.
Que la
democracia renacida en 1983 tuvo en el campo de la cultura y de las industrias
culturales, en la educación y en la ciencia y la investigación, un impulso y un
aliciente que le permitieron logros reconocidos internacionalmente, recuperando
parte del prestigio perdido a manos de las pasadas dictaduras, como así también
el florecimiento de la participación en los centros culturales de los barrios,
las actividades multitudinarias en plazas y calles de todos los rincones del
país, convirtiéndose en el símbolo de los nuevos aires que soplaron desde aquel
glorioso 30 de octubre.
Que
estas prácticas, valores e instituciones son el marco para el desarrollo
integrado y armonioso de nuestras sociedades, y en el ámbito del sistema
democrático, representativo y también participativo, que todos los actores, en
sus diversas escalas de responsabilidad, representantes y representados,
debemos superar el desafío de construir una sociedad mas justa, solidaria,
equitativa e igualitaria superando la deuda que la democracia mantiene con los
argentinos, y que los argentinos mantienen con ella en términos del compromiso
ciudadano y demanda de calidad institucional con mayor cultura y conciencia
cívica.
Por todo lo expuesto el Concejal abajo firmante
eleva para su tratamiento el siguiente proyecto de:
ORDENANZA
Art. 1º) Instituyase el día 30 de Octubre, como DIA MUNICIPAL DE LA DEMOCRACIA, en homenaje al histórico 30 de Octubre de 1983, donde el pueblo
argentino voto por primera vez después de la larga dictadura militar e inició el camino definitivo de recuperación de las instituciones de la Democracia.
Art 2° El Departamento Ejecutivo Municipal, a través de la secretaria que corresponda, implementará todos los 30 de Octubre en escuelas, bibliotecas y
en todos los lugares que se consideren idóneos, actividades en homenaje recordatorio de esta
fecha.
Art. 3°) El Departamento Ejecutivo Municipal, a través de la secretaria que corresponda, compilará el material referido a la fecha homenajeada y demás publicaciones sobre el tema a los fines de dotar
con las mismas a los establecimientos educativos y bibliotecas públicas de la ciudad.
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